Mi tierna infancia

Si esperan que cuente un super dramón sobre mi niñez, pues mejor vayanse a leer otra cosa. Porque para decepción de muchos no fui una niña explotada ni maltratada, Tampoco crecí con lujos y no fui una niña bien que se metio a la putería por gusto o rebeldía. No me convertí en prostituta por tener una infancia traumática más bien cuando fui perdiendo la inocencia agarre maña, pero esas es otra historia. 
Crecí en una ciudad (que parece pueblo) muy calurosa, tal vez de allí también fue creciendo mi temperamento ardiente... jeje. Viví entre arboles,  ríos, cascadas, montañas, viendo todos los días el color verde de la selva y el azúl del cielo y a veces tratando de atrapar aves y animales exóticos, despertándome con el cantar de los gallos, cacaraqueos de gallinas y pillar de pollos, crecí entre gente trabajadora y sencilla, eso sí algo chismosos y espantados pero buenas gentes.
En la mañana iba bien peinadita a la escuela algo modorra pero con mis trencitas bien hechecitas por mi mamá, era aplicada y bien portada, pero al regresar a casa hacía mis deberes en un dos por tres o no los hacia, para ir a jugar, a brincar, corretear, cantar y bailar. En esos días no pensaba en niños u hombres y mucho menos en sexo, todavía creía que los bebés los traía la cigüeña de París y no era tan sexosa como ahora.
 Mi mente en ese entonces  la ocupaba la manera en como reforzar el columpio de Lupe y como conseguir más bloks para aumentar la pila desde donde nos aventábamos, para que el columpio  llegará más alto y lejos sin que se callera y sin que nos diéramos en la madre todos los monigotillos de la colonia, que esperábamos un turno para subirnos al dichoso artefacto del demonio, varios salieron volando y se rompieron los dientes, yo una vez bese el piso y trague arena,  pues se nos ocurrió hacer un montículo para que allí se estrellara el que azotara. Al pasar la novedad mi pensamiento viró hacia la forma de tomar venganza contra mi primo que me tumbo de la bicicleta (creo que allí fue donde verdaderamente perdí mi virginidad) y como hacer para que mi mamá me dejara ir a jugar béisbol con mis amiguitos de la colonia, a ella no le gustaba que fuera porque los partidos siempre terminaban en trifulcas bien chidas con pedradas y toda la cosa. Cuando nos juntábamos la chiquillada en mi casa hacíamos guerra de mangos con resortera, pero de los de a de veras, bien verdes pa' que dolieran más y los maduros que estuvieran bien podridos pa' que el contrincante quedara embarrado, era godcha infantil rústico, acabamos manchados y moreteados, luego hacíamos carreteritas con señalización de cal que le robabamos a mi tío albañil y todos sacábamos nuestros mejores autos jalados por mecates, yo no era del todo matrera y machorrona, eeehhh, no, pues mi lado femenino afloraba al sacar mi jeep rosa en el que trepaba a mi barbis. Con mi amiguitas de la escuela jugaba a los trastecitos y hacía gala de anfitriona sacando mi juego de té y una batería de cocina con un montón de sartencitos bien monos en los cuales cocinábamos pasteles de arena decorados con flores de la casa de la vecina. A veces queríamos ser estilistas cada quien traía sus muñecas, yo sacaba la de mi tamaño, a esa la pintarrajeabamos con los maquillajes de mi hermana, la peinábamos, le cortábamos el pelo, en fin... cuando la pobre mona terminó manchada y tococha, seguimos con las mascotas perros y gatos fueron nuestros modelos, cuando se nos acabaron las víctimas hicimos los experimentos cosméticos con nosotras mismas, mi mamá tuvo que cortarme el pelo adecuadamente después de eso. 
Y hablando de experimentos un día me dio por la ciencia soñaba con tener un laboratorio o de perdis un juego de química mi alegría, pero no me lo compraron, así que improvise uno, con frascos y botellas parecidos a los tubos de ensaye, matraces, probetas etc. mi mechero de bunsen fue echo con una vela y las gradillas eran los porta hilos de mi abuela, en el patio trasero de la casa pase muchas tardes calentando líquidos y solidos para ver que les pasaba, el acabose fue cuando mis primos metieron la cuchara y acabamos creando una bomba molotov, estuvo a punto de incendiarse la casa, así que mi mamá clausuró mi laboratorio , tiro todos los"instrumentos" y apuntes de mis observaciones de los descubrimientos realizados. Pero bueno, seguí experimentando y me tope con las carisímas cremas de mi hermana, las cuales eran sólidas pero las volví liquidas, o con la brillantina de mi tío la cual quería que a fuerzas se mezclara con el agua, lo mismo paso con los aceites de cocina que no se pudieron utilizar más, porque no se mezclaron estos dos líquidos. 
Estos son solo algunos de mis gratos recuerdos de mi tierna infancia, fui una niña muy traviesa pero a la vez responsable con mis estudios y tareas. Aún sigo conservando mi espíritu travieso, aventurero e infantil. Porque aunque nos hayamos vueltos mayorcitos siempre tendremos  las ganas de jugar y divertirnos. A todos los que estén tristes o amargados les recomiendo que vuelvan a recordar esos momentos de su niñez, tal vez muchos dirán que no fue muy linda, pero siempre hay un momento en que nos reímos como enanos. Si no la disfrutaron, hoy pueden comenzar, cualquier edad y momento es bueno para jugar, soñar y otra vez volver a crecer. 

Mil y un besos.

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