En mis épocas de stripper, osease teibolera, andaba yo muy
alocada eran mis tiempos de destrampe… Y no hace mucho de eso eeehhh, ahora
como que me he calmado un poco porque… jajaja… La verdad no me he calmado nada,
sigo igual de loca como cuando se me empezaron a alborotar todas la hormonas. ¿Y
este rollo que onda? No sé, se me ocurrió.
En unos de mis tours alocados buscando chamba de
encueratriz, llegue a Morelia, Mich. Tierra de las corundas, chongos y
charanda. Luego, luego encontré un antro, en el cual también me aceptaron luego,
luego me puse el puti-vestuario, mis papos de plataformas del cuatro con
tacones de diecisiete centímetros y me puse a pulir el tubo bailando
cachondamente. Durante algunas semanas me fue bien, anduve calentando pollas
sin reventar huevos. Pero llego un día
en el que ni las moscas se paraban al teibol puro piojo brincador, de esos que
ni las pulgas pelan. En fin, estaba mas aburrida y más seca que un desierto, de la garganta y otras partes de mi anatomía. El aburrimiento ya se estaba
convirtiendo en sueño y en lugar de parecer femme fatale, parecía caballo
lechero, entre bostezos y cabezazos , se oyó un relajo que hizo se alertaran
mis sentidos destinados a descubrir el desmadre donde se halle, de caballo
lechero me convertí en una alerta venadita y levantando las orejas para ver que
pedo se traían en la entrada, vi que a tres tipos con la fiesta ya muy
adelantada y pinta de fresitas y pos ahí pensé: no ma’ tendré que ir por mi
Herklin y mi peine piojero.
Como leonas tras la
presa, otras chicas corrieron a recibirlos. Yo tenía una pinche hueva, pero
hueva no chingaderas, así que ni me moví, me acurruqué al no ver aquello interesante. Pero
nunca hay que subestimar a nadie, cualquiera se puede convertir en tu mejor
cliente. Los chicos bailaban, hacían relajo, pero las morras que se les
acercaron no vieron claro y se alejaron. Yo seguía apoltronada, tratando de echar una pestañita hasta que un
mesero fue y entorpeció mis intentos de jetear.
- Vamos a la mesa de eso weyes- me dijo.
-No, los veo muy
pinches mamones- contesté.
-Ándale, vamos nada pierdes-
Pos si perdía mi coyotito, pero bueno, me levanté medio
apendejada, me acerqué y los chicos fresas no me hacían caso. Me senté en la
mesa y ellos siguieron en su onda, hasta que el gordito fresa haciéndose el
chistoso me pregunta:
-¿Tú si le entras a todo?-
Como no suelo llevarles la contraria a mis
clientes para evitar problemas, le dije que sí, total que me podían hacer se
notaba que ya andaban bien locos fumados y pericos. El flaco fresa me pregunta:
-¿ En serio si? -
Y yo –sííí-, el fresa pelo blanco andaba bien viajado y seguía
bailando solo. Entonces se sentaron a mi lado y me ofrecieron según ellos “tachas”
me dijo el gordito:
-Tomate una-
Y yo -Ok, pero invítame una botella para
pasármela- Se rieron estrepitosamente, pidieron la botella, llegó el champagne
y me tomé su mentada tacha, que al final me hizo lo que el viento a Juárez, lo
que sí, a Juárez el viento no le hizo chorrillo… A los mensos les vendieron
purgantes y salí perjudicada pero bien limpiecita de la panza. Total que me
tomé su pastillita y la botella, me preguntaron que si sentí algo raro, y sí,
sentía un puto gruñidero de tripas y que el mastique se me aflojaba, pero les
contesté como pendeja, que todo estaba ok, empecé ha hacerme la loca y a bailar sola como el fresa
pelo blanco, total que ellos también se aflojaron y fluyeron las botellas, las
fichas, los privados y el desmadre.
Otras chicas se acercaron, cada quien agarró a su cada cual,
yo me quedé con el gordito que era el administrador de la lana. Acabamos
haciendo la fiesta en la sala VIP, sacaron su bolsita con yerbita, hicieron
churros y me di un toquezaso… Esa fue mi primera vez, fumando mota y esta sí era de a
deveras, no como las tachas…Fue mi primera vez y la ultima, porque tengo otros
vicios más importantes, sabrosos y un poquitos menos dañinos… jajaja… Y así, al
momento siguiente ya estaba hablando pa’ adentro, me agarró una risadera que ni
tomar podía porque me atragantaba con tanta carcajada, el fresa pelo blanco
sacó la nieve, a la cual no le entré pues tenia tremendo ataque de risa que no
me entraba por ningún hoyo. Y llegó la hora de acabar la pachanga, Salí a gatas de la mentada sala Vip. Pero me
recuperé cuando llego otro soplido mota vida. Los chicos no querían que se
acabara el despapaye y me propusieron que
me fuera con ellos y me los cogiera a los tres, les pregunté: ¿De cuanto
estamos hablando? y en el instante que me dijeron la cantidad, tuve un orgasmo
y al recibirla otro, ya nada más faltaba cogérmelos… Je, je...
Me subí a su auto media encuerada, paseamos por la ciudad fumándonos
ya casi los tapices del carro, otra vez estaba cagada y casi meada de la risa,
detuvieron la marcha enfrente de la casa de no se quien y allí nos dispusimos a
seguir echándonos churros de Marijuana. Entre comentarios pendejos, yo acá bien
reflexiva, les dije:
- Nos va a llevar la poli- y el fresa cabello blanco
contestó
- No, mi papa es el presidente-
Así que mas tranquila
seguí fumándome el pastito, seguí en mis reflexiones y viendo a los fresitas moverse
en cámara lenta. ¿Cómo jodidos me iba a coger a tres machos? Con resignación
pensé: uno por arriba, uno por delante y otro por atrás o mejor de uno por uno,
les propondría que en un piedra papel o tijera decidieran su lugar. En esas
estaba cuando me invitaron a pasar al cantón, por cierto grande, elegante y
bonito, pasamos a una habitación sacaron el mezcal y el gordito bien acomedido
se ofreció a mostrarme la casa, los otros dos no repelaron y dije:- Pues bueno, en el nombre sea de Dios, el gordito va primero- y así fue mientras me enseñaba la casa, acabé chupándosela
cómodamente en un sillón rojo de terciopelo, sentía la suavidad en mis nalgas
pues mi chiquifalda no las cubría del todo, nos dimos unos besos atascados. Me
arrancó la tanga, sí, no mas le dio un tirón y cedió la prenda, bajo, me dio
unos lengüetazos en el clítoris, volvió a subir a estrangularme la lengua y
sentí su paquete erecto, que de pronto saltó y me lo metió en la boca, se lo
chupé de arriba abajo hasta que llenó mi cara de semen. Todo esto transcurrió
para mí en cámara lenta… Y llegó otra reflexión: -ahora me faltan los otros
dos, uno por delante y el otro por atrás- podría respirar pues mi boquita
quedaría libre, ya había deslechado a uno.
Volvimos a la
recámara y los dos muchachones que me faltaban bailaban provocativamente uno
contra el otro, frotándose con gusto, ya no quise fumar más mota, pues quería
que estos canijos me cogieran en resolución normal, nos echamos unos mezcales
cantamos bailamos y los nenes cada minuto que pasaba abrían más las puertas de
sus closets. Me fui al baño para ver que onda conmigo, me veía como borracho en
cuaresma, chupando pero sin carne y al parecer los mariscos no me iban a dejar
comérmelos… jajaja… Pero Salí dispuesta a cogerme a esos dos que me faltaban y
cuando abrí la puerta cual va siendo mi sorpresa, el fresa flaco y el pelo blanco, estaban
en el sofá del rincón bien apeñuscados, comiéndose a besos y estrujándose sus
tremendos paquetes, ¿Qué desperdicio? Reflexioné una vez más y ofendida en mi
ego femenino, fui con el gordito para que acabara lo que había comenzado,
dispuesta a parchármelo le pase las manos por su voluminoso cuerpo y con la novedad, no reaccionaba, lo bueno
que lo oí roncar, si no hubiera pensado que estaba muerto, no me quedó más que
hacerme un porrito y fumármelo mientras movía negativamente mi cabeza viendo
aquellos canijos amarse. Sin percatarse
que los observaba se levantaron y salieron de la habitación.
Me acabé el
cigarrette de zacatito y me dio un bajón cabrón, cerré los ojos y al día
siguiente desperté, no con una cruda, sino con todas las del mundo y ellos como
si nada, afortunadamente me dejaron quedarme hasta que mi malestar pasó, me
consintieron, me apapacharon, me dieron de desayunar, me ofrecieron mas mota
pero ya no acepté, pues lo de esa noche
había sido suficiente y algo loco para recordar. No hice preguntas, ni
comentarios sobre lo sucedido la noche anterior, pero seguro sus mimos fueron
para que no les echara en cara que resultaron más putos que yo… jajaja…
Así que acabé como el perro de las dos tortas (en este caso tres) o peor, como el chinito, no más milando.
Mil y un besos.