Gajes del oficio.


-¿Te gusta?- Pregunta alguien por “ahí”.
-Me encanta- Contesto con una enorme sonrisa de satisfacción.

¿Qué si me gusta mi trabajo? Sí y con gusto lo hago. No trato de hacer una  apología al sexo servicio, pero sí, me encanta hacer buenas chambas… jajaja…  Hay a quienes les parece degradante e indigno, a otros fascinante e increíble, yo simplemente lo siento y lo vivo sin complicaciones; obvio no soy de las chicas a las que les va de maravilla siempre y les tocan galanes de telenovelas, simplemente soy una chava que se dedica al sexo-servicio y aprendió a disfrutar su chamba.

Hace unos días atendí a un cliente, hicimos de todo, la verdad el chico se pulió, en lugar de hacer yo la chamba él me la hizo a mí,  obvio no podía hacer más que expresar todo el placer que sentía, pues soy muy expresiva a la hora de tener orgasmos y para regresar los favores recibidos, me apliqué también, pues como no. Un servicio de una hora sin cruzar palabra, solo las necesarias como: ahí, sí, oh, más y así… ¿Qué sí acabamos? Yo sí, supongo que él también por los gritotes que pegó cuando eyaculó. Al final puestas ya las ropas y guardada la compostura me dio mi paga. Pero lo veía raro  y en tono de broma le pregunté  que si no se la había chupado bien, y cuál fue mi sorpresa al oír lo que me contestó:
-Por supuesto estuvo genial, nunca lo había hecho así, solo que… ¿No se supone que ustedes, las escorts, no sienten nada? No sentí que hayas fingido.

¡Y claro que no fingí!  Pero solo me reí y le confirmé que había gozado tanto o más que él, ya para que dar explicaciones y decir que soy un cuerpecito humano, no una muñeca inflable. Y así me han tocado clientes, desde los que me ruegan que no haga teatro, hasta los que me tapan la boca para que no gima, jadee o grite. Ok, me pagan y al cliente lo que pida, pero a veces durante una sesión sexual me es difícil no emitir sonidos o no mojarme, ahí sí ni cómo ayudarme soy sexosa, muy cachonda y gracias a la vida expreso muy bien lo que siento. Lo bueno es que son pocos los chicos que no me quieren ver gozar o los que no entienden que habemos, ya no sexo-servidoras, sino mujeres con deseos sexuales y que no solo con amor tenemos sexo satisfactorio.

Y claro, no pueden faltar también los caballeros que me quieren cobrar por los orgasmos que me sacaron… jajaja… Obvio solo les doy sonrisas, besos y les digo: los placeres que recibo haciendo bien mi trabajo son Gajes del Oficio.

Mil y  un  besos. 

Este relato también lo encuentras en Fuga Magazine

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