De esas veces que la boca no solo sirve para hablar. De esas veces que una termina viendo estrellitas, el corazón agitado, el cuerpo alterado y la pussy latiendo. De esas veces que una recuerda y añora orgasmos de antología dignos de contar.
Llego al hotel Roma Amor mi otra oficina,
que ya se convirtió en la general por la cercanía a mi domicilio y además de
que por fin en la Roma-Condesa hay un hotel a-cogedor, tan bonita zona pero con
hoteles refeos. En fin, como iba diciendo llegué a la habitación, toque y una
caballero maduro me abre la puerta, después me abrió otra cosa… jajaja… Ya se
sabe que antes de coger de lo lindo con mis clientes cachondos hago un ritual
de limpieza: lavado de dientes, manos y mi concha de vainilla… jaja… El muchacho
se notaba tímido y nervioso pero como mi lengua no solo sirve para chupar
caramelos, rompimos el hielo con una plática fogosa , él y el ambiente se
fueron relajando y yo quede en lencería, nos acercamos y no nos separamos,
cachondeo sabrosón al por mayor. No más de recordar las maravillas que hizo
entre mis piernas se me pone la piel chinita, me estremezco y hasta ganas me
dan de marcarle ahora yo, para repetir esa mega sesión de orgasmos que me dio.
Francamente sigo pensando en que no me equivoqué de profesión, pues los gajes
de mi oficio son de lo más ricos.
Al señor tímido y callado, se le soltó
la lengua pero entre mis piernas. Después de darnos unos besotes bien
afrancesados, tocarme delicadamente el clítoris
con el dedo medio y succionarme las bubis, el bajo primero hacia el pozo de los
deseos… jaja… No me dio tiempo de
ponerlo a tono con mis labios, pero bueno al tocarlo lo sentí más que entonado.
Y así suavecito con besitos ricos, lengüetazos magistrales y succiones
deliciosas me fui desconectando de la realidad, en la habitación solo se oían
mis gemidos y sus lamidas sobre mi clítoris. Le pedí más, y más, y más, no tenía
intención de dejar aquello a medias y el tampoco porque no replicó a mi
petición de seguir dándole rienda suelta
a su boca contra mi pussy.
Con mi mente y mi cuerpo
concentrados en el placer, ocurrió lo inevitable me vine, me fui, exploté me estremecí,
la petit mort no fue petit ¡fue enooorme! y claro ¡Griteeé! Después de todo eso separé su cara
de mi conchita ultra sensible, le di un besote y con toda esa humedad que traía
allá abajo ya quería invasión, guerra y lucha cuerpo a cuerpo, pero no sin
antes devolverle el favor y darle sus buenas mamadas, la verdad, soy muy
mamona. Ya no aguantaba ni el tampoco ¡Yo quería más! Y él pues también. Se
recostó me monte y ¡uf! Movimientos sexys belidancisticos sobre su miembro y
otro orgasmo, le pedí cambiar a
misionero, y luego así y así y que aguante del señor pero acabó. Después de
descansar de tanta agitación platicamos un rato sobre mi veganismo, maltrato
animal, fiestas y calenturas. Breve pausa y segundo tiempo de misionero,
vaquerita invertida, cucharita y chupaditas para rematar con la ordeña… jaja…
Terminó y yo también ¡Pero que rico!
Al salir del hotel otro caballero
agenda su cita. Una hora después me encuentro
de nuevo en el Roma Amor retozando de lo lindo con otro señor reservado,
pero igual de expresivo entre mis muslos, con él, el 69 fue glorioso, me tarde
más en venirme en esta sesión pues ya venía de la anterior con varios mega
orgasmos. En fin, que yo arriba de él moviendo mi pelvis despacio con mi
clítoris sobre su boca y subiendo y bajando mi lengua en su pene otra vez
exploté, y sí, otra vez grité y me retorcí de placer; me separé de su boca y seguí
con mi faena, le tocaba a él sentir las delicias que hace mi lengua y claro le extraje todo el veneno…
jaja…
Quisiera seguir escribiendo sobre
todas estas deliciosas experiencias pero ya alargué demasiado este relato, son
tantos, casi la mayoría de los hombres con los que he estado que quieren
hacerme disfrutar, que llenaría páginas y páginas tratando de describir tanto
placer. Pero por ahora, solo me queda agradecerles a todos mis clientecitos
bellos esos ricos momentos. Y a pesar de que la mayoría son calladitos, yo les
puedo asegurar que tienen diez en expresión oral.
Mil y un besos.