La chica del bus.





Acomoda en el asiento, con los audífonos puestos y la música a todo volumen, observaba a los pasajeros que subían al bus. Un viejito obstruía el pasillo tratando se cerrar la puerta del guarda-equipaje, una chica de tras de él lo miraba con fastidio, pedía permiso para pasar y el anciano no oía o se hacía wey, el chiste es que no la dejaba pasar, yo la observaba, aun con cara de enfado se veía guapa. El señor se dio por vencido, dejo la puertecilla abierta y se sentó, la chica pudo pasar, la seguí con la mirada, cara bonita, ojos grandes oscuros, pelo largo negrísimo, piel blanca y todo en su lugar. Por lo general son pocas las mujeres que me impresionan, pero a esta chica la quería toquetear… jaja…


Se sentó junto a mí, me controle deje de verla, me puse a leer y el autobús por fin se puso en marcha. Después de un rato entre la música y la lectura olvidé a la chica que venía a mi lado. Pero de repente su cara estaba en mi libro, me quite los audífonos y un poco fastidiada le pregunté:
-¿Te puedo ayudar en algo?-
-¿Qué libro lees?-  Me preguntó con una sonrisa de oreja a oreja.
-El retrato de Dorian Grey - Le contesté.
-Buen libro- Dijo moviendo la cabeza de arriba a abajo.
-¿Lo has leído?-
-No-
- ¿Entonces porque dices que es bueno?-
-Quería impresionarte- Me contestó con una sonrisilla picara.
O sea ¿me estaba coqueteando? No dije nada, me volví a colocar los audífonos, proseguí con mi lectura y trate de no mostrarme impresionada por el coqueteo de una chica linda y buenota. Estoy acostumbrada a que los hombres me avienten el can, pero con mujeres no es muy frecuente. Pues bien, estaba en lo correcto la chica me tiro el chon muy cabrón. Volví a ver su cara sonriente encima de mi libro, volví a quitarme los audífonos y volví a preguntarle que quería...
-Quiero platicar contigo-
-¿De qué?- Pregunté
-¿Cómo te llamas?-
-Samantha- Le contesté.
-Qué bonito nombre-
Sonreí, me relajé y nos presentamos, la verdad tengo problema para recordar nombres, así que no recuerdo como se llamaba. Platicamos el resto del camino, no era muy brillante, pero caí bien. Era muy risueña y teníamos varias cosas en común, como ese gusto culposo por la fiesta que atrapa y conquista. Me preguntó que en donde me quedaría, le dije que en un hotel. –Nada de eso, te quedarás conmigo- Me dijo. No me negué. Llegamos a su casa, misteriosamente vivía sola en un caserón, pero bueno, me tomó de la mano me llevo a una habitación, me dijo que ese sería mi cuarto por el tiempo que quisiera, le di las gracias y sin más me plantó un beso, al cual no respondí, pues me quede pasmada por la sorpresiva efusividad. Era aventada la tipa. Tiro una carcajada y salió corriendo, fui tras ella  y venia ya de regreso con las maletas que habíamos dejado en la entrada, le ayude y nos pusimos a desempacar.
Conversamos mucho, pero la plática cada vez subía mas de tono y se ponía más picante íbamos desde: "Que bonita faldita", hasta "que sexy tanguita" y también ¿cómo se te vera? O preguntarnos que nos ponía calientes. Me propuso ir a tomarnos algo. Acepté. Fuimos a un bar, pedimos unos tragos, ella seguía haciéndome preguntas sexosas, yo le contestaba gustosa y hasta un poco ganosa. Se acercaron unos tipos, nos invitaron a bailar, yo dije que sí y me fui con uno de ellos a la pista, bailaba y platicaba con el chico pero al voltear a la mesa, mi amiga estaba sola, al parecer había bateado al otro tipo. Seguí bailando con el chico la música se puso lenta y el me abrazó volví a voltear y mi amiga nos veía con ojos de furia, el chico bajo las manos y acarició mis pompas, deje que se diera gusto, pero de repente sentí un jalón que nos separó, era mi amiga hecha un energúmeno. –No la manosees- le grito al muchacho. El no dijo nada solo levanto las manos y se fue. Regresamos a la mesa y me preguntó:
-¿Por qué dejaste que te tocara?-
-Porque me gustaba-
-Eres una puta-
Solo le dije que sí y que me gustaba mucho serlo.
-¿Estas celosa?-  Le pregunté.
-Sí, mucho- Me gritó
No esperaba esa respuesta, se acercó y me dio un beso, que ahora si respondí con agrado. Ninguno de mis novios se había puesto celoso, era nuevo que alguien se pusiera así por mí. La reacción de mi “amiga” me había gustado y excitado. Pagamos la cuenta, regresamos a casa. Creí que después de esa escena pasaríamos directo a la cama, pero no, ella se fue a la cocina, descorcho una botella de vino, sirvió dos copas, me dio una y fuimos a la sala, le dio un sorbo a su copa y me preguntó:
-¿Te gustan las mujeres?-
Solo atine a contestar –No sé-
-¿Quieres saber?
Sin pensarlo dije sí. Allí cambió el tema, estaba jugando conmigo y si no me gustaban las mujeres, ella si me estaba gustando. Seguimos hablando, yo trataba de no embraguiame. Hasta que el tema sexual se impuso.
-¿Lo has hecho con una mujer?
-No- Le contesté
-¿Entonces no sabes cómo hacerlo con chicas?
Otra vez dije que no.
-¿Quieres que te enseñe?- Preguntó mientras se acercaba peligrosamente a mi labios.
No me dio tiempo de responder, puso sus manos en mis piernas y su boca busco la mía. Me fui recostado en el sofá sin dejar de besarla, mis manos subían por su espalda mis dedos se enredaban en su cabello, mientras ella bajaba a besarme el cuello y al bajar más se metió en mi escote, me levanto un poco para quitarme la blusa, al volver a recostarme se apoderó de mi boca, eran los besos más apasionados y a la vez más  dulces que había recibido hasta entonces. Hábilmente desabrocho mi bra, besó mis pechos, lamió y chupo mis pezones, hasta dejarlos duros por la excitación, los mordisqueo delicadamente, yo gemía y me empapaba, eso me estaba gustando y mucho. Se sentó sobre mí, me levanté, le quite la blusa y el bra, me di gusto con sus tretas,no tan grandes como las mías, pero muy ricas, mis manos se metieron en su bikini, le acaricié las nalgas. Me puso boca abajo, sus manos subían mi falda y su boca recorría mi espalda, lamió mis nalgas, recorrió a un lado la tanga y empezó a acariciarme la rajita de arriba a abajo, suspire cuando su dedos se apoderaron de mi clítoris, gemí y solté un gritito cuando metió un dedo y luego se hundió en mí, levanté el trasero para que el vaivén fuera intenso y profundo, cerré los ojos y me deje llevar hasta perderme en un rico orgasmo. Mi corazón parecía estallar, ella desaceleró el ritmo, saco los dedos de mi encharcada vagina, los lamió, voltee y los acerco para que yo lo hiciera también, nos dimos un tierno beso que fue subiendo de intensidad. Ahora le tocaba a ella sentir placer y a  mi probarla. Nos levantamos dejamos el sofá con algunas manchas de humedad, nos dirigimos a la habitación, cerré la puerta y…

CONTINUARA

Mil y un besos.

Perras mamadas

Hace tiempo un chico gordito y bonito (como me gustan) me contrató, nos vimos en el hotel Amazonas y ¡uf! creo aquella vez me tarde en llega...