Esa boquita.


Sí, lo he escrito y repetido un montón de veces, cuando un cliente está dispuesto a hacerme disfrutar yo me aprovecho ¡Y de qué manera! Me encanta que se metan entre mis piernas y se coman todo mi placer; o dicho vulgarsonamente, me encanta que se beban mis jugos. Hace unos días acabo de ver a uno de mis clientes consentidos, a uno de esos que les encanta jugar a las comiditas, cuando veo sus whats en mi cel ya sé que ese día  tendré orgasmos al por mayor.
Pues bien, llegué al Hararé, toco la puerta y me abre el chico con su semblante seriesón, le doy un besito y solo alcanzo a dejar mi bolsa en un rincón, pues empezamos con los besos, abrazos y apapachos con fajoteo intenso. Mi ropa empieza a caer, trato de hacer lo mismo con la de él pero no me deja… ok, no meto mano, al cliente lo que pida, al fin que ya vendría una deliciosa recompensa.
Mis leggins y tanga volaron por los aires, mi blusa y bra no se dónde quedaron, estoy desnuda excitada y a su merced. Abro las piernas, cierro los ojos y siento el roce de su lengua en mis labios (de abajo) un gemido se me escapa, el corazón se acelera, sus labios lengua y toda su boca recorre mi conchita. Mis fantasías más cochinonas hacen su aparición, imagino que es una de mis amigas la que está ahí abajo, abro los ojos el me ve, me prende su mirada fija en la mía. Vuelvo a soltar más fantasías y más jugos. Oigo como su lengua chapotea, siento inundada la entre pierna, a pesar del frío me siento acalorada, siento un calorcito rico que me recorre todo el cuerpo, estoy ruborizada, los gemidos ahogan los fuertes latidos de mi corazón, que los siento retumbar en mi cabeza, perdiéndose entre las imágenes cachondas que se hacen presentes en mi mente con cada lamida que él me da. Ya no puedo más estoy empapada, más que excitada, extasiada, me agito y lo que tenía que pasar, pasa, me vine, era inevitable e imposible que no sucediera. La agitación se volvió temblor, los gemidos gritos, me hice consiente de mis manos cuando apreté su cabeza en mi vagina y cuando clavé las uñas en sus brazos. Me hice consiente de todo mi cuerpo cuando él se separó de mi cosita y comenzó a besarme, yo parecía churrumais con limoncito, totalmente retorcida de placer.
Cada beso y caricia me electrizaba, estaba hipersensible y eso me molestaba. Así que le pedí a mi dador de orgasmos cinco minutillos para que toda aquella carga sexual, hormonal y química cerebral se bajará. Pero mi clientecito no es perfecto y no entiende que después de orgasmearme (jajá) quedo supermegaultrahiper sensible, él quiere seguir besándome, acariciándome y abrazándome, yo lo que quiero es que después de todo ese huracán de placer me coja bien duro.
En esta ocasión cumplió mi capricho, pero después de darme mis cinco minutos y meter de nuevo su cara entre mis piernas y hacerme, gemir, gritar, explotar y retorcerme de puro gozo setsual… otra vez… jajá… Me dio tan duro que hubo un pequeño lastimón nada preocupante, pero mejor decidimos terminar fajoteando con besos apasionados, chupeteo de tetas y manoseos ricos en nuestras partecitas nobles… jajá… Y así jugando a las manitas calientes los orgasmos se hicieron presentes.
Se acabó la hora y quedó pendiente una sesión de fotos amateur y una salida a tomar gomichelas. Con tanto orgasmo se pasó el tiempo volando y tuve que salir corriendo a atender otro clientecito que ya me esperaba, que por cierto también se lució, cogiendome y recogiéndome…jajaja… Ese día llegué a casa y dormí como bebé pero con sueños húmedos y todo… jajá…
De verdad que la mayoría de las veces mi trabajo es más que satisfactorio. Por eso me encanta. Y ya para terminar pido un aplauso para esos hombres lindos, que saben cómo complacer a una mujer. Esa boquita este chico sí que la sabe usar.
Mil y un besos.

Perras mamadas

Hace tiempo un chico gordito y bonito (como me gustan) me contrató, nos vimos en el hotel Amazonas y ¡uf! creo aquella vez me tarde en llega...