Charly era un tipo pesado, súper
pesado, en el sentido más literal de la palabra, pues pesaba un buen cada que
lo tenía encima haciendo el misionero, por eso prefería que me pusiera de
perrito… jaja… Lo conocí en unas de mis tantas savages partys, en un bar muy
concurrido de Puebla, fui a echarme unos tragos para ver que caía y así comenzar a conocer la vida nocturna de la
ciudad camotera. Allí solita en la barra con mi copita me sonreía un gordito,
güerito, maduro… jajaja, recuerdo que me pareció súper cagado el tipo cuando
también me guiñaba el ojo. Se veía que la estaba pasando de poca manera, además
de venir acompañado de amigos y unos viejorrones que ahí les encargo. Botellas
de buen wiski, vino y tequila iban llenas y regresaban vacías de su mesa. Cuando
lo vi no solo vi su evidente sobrepesos sino también su gran potencial de
diversión. No sabía si la enorme cuenta que se acumulaba la iba a pagar él o su
amigos, pero cuando el barman me sirvió otro trago sin pedirlo y me dijo que lo
enviaba el señor de la mesa llena, voltee a verlo y le devolví la sonrisa. Eso
era fiesta segura y de a grapa ¿quien se niega a eso? Obvio que el ñor pesado, tenía
con que pagar y hasta más. No lo puedo evitar soy una interesada y huelo el
billete a distancia.
Cuando acabe mi copa se acercó y
me dijo:
-¿Te tomas otra a mi salud aquí
solita? ¿O nos acompañas en la mesa?
Y como negarme. El fiestononon se auguraba muy bueno,
seguramente acabaría súper cruda pero con unos nada despreciable billetitos de
más, porque seguramente al calor de las copas me iba a desinhibir e iba a
acabar, como siempre, confesando a todo mundo que soy putichica de paga.
Así que me levante lo seguí a su
mesa, me presento con su friends y comenzó la fiesta, bailé, canté y por
supuesto me encueré, con la venia de Charly en el antro, nadie objecionó que
esta linda nena enseñará chichis, lógico estaba con el tipo más pesado del
lugar.
Al día siguiente amanecí en mi
hotel, en la camita, con la ropa puesta, con una resaca endemoniada y la bolsa
llena de billetes… ¡Yupi! Le había atinado, lo sospeche desde un principio y no
me equivoque. Por la tardecita con la cruda curada, Charly me llamo para
preguntarme como seguía, hacerme recordar los osos de la peda e invitarme a
cenar o más bien quería cenarme. Y así fue, esa invitación tenía la doble
intención de cobrar por lo que había pagado la noche anterior y que yo no puede
cumplir por tomar unas muchísimas copitas de más… En fin, que otra vez
terminamos bien happys, pero ya más consiente y con la firme y mojada intención
de saldar mi deuda, fuimos al hotel, al cerrar la puerta me arranco la ropa, me
devoraba, sí literalmente quería comerme y entre tanta pasión yo buscaba ansiosa
su gran paquete, ese que me había imaginado pues siendo casi un gigante de dos
metros y ciento y pelos de kilos de verdad esperaba que allá abajo hubiera algo
gordo y muy grande, pero ¡Oh decepción! No lo encontraba, en eso me levantó y
me llevo a la cama, abrió mis piernas, metió su cara entre ellas y olvidé por
un rato la misión de búsqueda. Orgasmo tras orgasmo y más orgamos con su boca
en mi cosita, casi me desmayo y abandono la batalla. Hasta que pedí tregua,
pues era justo y necesario regresarle el favor, además de que yo necesitaba mi
dotación de embutido… jajaja… Así que hice que se acostara y por fin pude verle
el pene en todo su esplendor, pero aun así no era, ni fue, lo que había
esperado, en cuanto lo metí a mi boca ¡Pum! ¡Exploto! No pude evitar poner cara
de decepción y él ni se inmutó, prendió el televisor y se puso a ver el futbol,
y yo como ya había tenido lo mío con esa lengua mágica, no hice panchos.
Después de
esas noches Charly y yo comenzamos una “relación amistosa” muy pesada. Nos enfiestábamos
a morir, revivíamos con vuelve a la vida y clamatos con vodka, nos divertíamos
como enanos y él pagaba cuentas como adulto, nos peleábamos, nos mentábamos la
mamá, nos contentábamos, con él todo era a full, excepto las arre-metidas, no
lograba llenarme, él lo notaba pero no le tomaba importancia y hasta hacía
bromas sobre eso. Hasta que un día terminando de darme una mega sesión de
orgasmos con su boca amaestrada, en un tono muy serio me dijo:
-Encontré la solución para mi
pequeño problema- Señalando con una mano su miembro y la otra escondida tras su
espalda.
¡TARAAAAAAN!!!
Puso frente a mi cara un mega
dildo, color carne, venoso, con vibrador, pilar incluidas y un mega moño rojo
en la punta… jajaja… Hasta hice bizcos… jajaja
Me quede con cara de WTF… No
pensé que algo así existiera… jaja.
-¿Querías verg…a? Pues ahí la
tienes, de seguro que esta se mueve mejor que cualquiera- Y encendió el vibrador.
-Espero que le pongas mi nombre-
Charly y yo terminamos, tomamos
rumbos distintos, él se fue a su natal Sinaloa y yo al Defectuoso, pero su
regarrote, aún sigue conmigo, dándome en esos días, noches, tardes o mañanas de
soledad y ganas, intenso placer, y sí lo bauticé con su nombré…
Cuando me doy cariño ya no pienso
en el pesado que me lo regaló, pero si digo:
-Charly, que rico es tenerte
dentro, cuando las pilas están nuevas- jajajaja…
Ni que decir ni que objetar esa
mega cosa no es terrestre, pues cada que lo enciendo me lleva a otros mundos.
Mil y un besos.
P.D. Estoy a sus ordenes para lo que gusten y manden. Si gustan puedo llevar a Charly de veintitantos centimetros para que vean como me doy amor... jajaja...