Llegué a casa algo horny después
de un servicio en el que me quede a medias, iba dispuesta a ver algo de porno y
después seguir relajándome tomando una copa de vino, todo mi plan ya estaba
armado para una noche de placer a solas.
En el elevador me topé con el vecino
de a lado, que apenas murmuró un buenas noches, yo le contesté fuerte y claro
obviamente con una sonrisa; como que se sacó de onda, cosa que me suele pasar
muy seguido cuando contesto murmullos tímidos. Ya lo había visto en otras
ocasiones, en los pasillos o en las cercanías paseando a su perro. El chico no
estaba nada mal, pero eso sí, súper tímido y serio. Pues bien, otra vez nos
volvimos a encontrar, pero esta vez note que se sonrojo. Bajé un poco la mirada
y noté su paquete algo abultado, que por cierto se veía muy bien dotado, no sé
si aquella excitación era por mí o así venía, yo también me sonrojé y me
acaloré. Por fin llegamos a nuestro piso, me dio de nuevo las buenas noches y
yo con un tonto medio morbosón y sensualón le contesté; ya no vi su cara, ni su
paquete, pero sospecho que se volvió a poner rojo y firme.
Al estar ya cómodamente instalada
en mi camita, puse la peli porno que más me gusta, lesbian por supuesto (el
mete y saca no es lo mío, me gusta más sentirlo que verlo) pues bien, estando
desnuda entre el edredón, comencé a toquetearme, las chicas de la peli
comenzaron con un jugueteo caliente, besos apasionados y caricias muy
profundas… jajá… Yo también acariciaba mi cosita muy profundo, ver esas dos
chicas guapísima haciendo el amor, hizo que rápidamente me mojara. Me transporté
al escenario de la película, una habitación llena de luz con vista al mar, una
cama amplia con sábanas blancas; me imaginé que era una de ellas, la que besaba
y la que era besada, una lamía a la otra, hicieron un rico 69, se comían tan
rico, que yo ya estaba empapada, eso hizo que acelerará el ritmo de los dedos
en mi clítoris, cerré los ojos y empecé a jadear y a gemir, estaba muy
excitada, no sé qué tanto se escuchaban mis gemidos, no me importaba el
escándalo que hiciera, no podía parar y el orgasmo no tardó en llegar, me
encanta tocarme y me conozco tan bien que no tardó en llegar al clímax. Quedé exhausta, me limpié, apagué la luz y lógicamente tuve sueños cochinones... Con
el vecino WTF… jajá…
Al día siguiente desperté
temprano para ir al gym y me encontré de nuevo con el vecino. Otra vez se puso
rojo como tomate al verme y otra vez aquellito estaba bien erguido, eso no era
priapismo, en ese momento pude comprobar que se le paraba al verme. Se veía más
relajado y me saludo, ahora fui yo la que contesto tímida viendo aquel paquetón
que me intimidó. Abrió la puerta para que saliera y se puso a lado mío, me
pregunto cómo me llamaba y que si era nueva en el edificio (el tímido no era
tan tímido) le contesté las dos preguntas y aparté la vista de su
miembro que ya estaba empezando a tranquilizarse. Me dijo que también acababa
de llegar al edificio y a la ciudad, también llevaba ropa deportiva y resultó que
íbamos al mismo gimnasio a distinta hora pero ese día coincidimos, estaba cerca
así que caminamos y platicamos en el camino y cada quien fue a hacer su rutina, dizque, porque noté que se
anduvo haciendo pato, siguiéndome con la mirada y viendo detenidamente mis
nalgas. Regreso conmigo a casa y la verdad me cayó bien y me gusto, aparte de
guapillo era simpaticón a pesar de verse tan serio. Al llegar me dijo: -Cierra tus cortinas, solo andas dando tentación-
-¿Que? ¿Me has visto en cueros?
- Yo no he visto nada- Y me guiño el ojo.
Obviamente no cerré nada y
obviamente sentí y vi que me espiaba. Al día siguiente tocó a mi puerta, me
invitó al cine y acepté. Al otro día fui yo la que toco a su puerta, lo invité
a cenar a mi depa. Aceptó. Cenamos y platicamos, el chavo era medio ñoño, pero
no lo quería para nada más que cogérmelo, así que ni tarde ni perezosa, empecé
a cambiar el tema por algo más atrevido y sexoso y ¡PUM! Su enorme paquete se
puso firme y en todo su esplendor.
Estábamos ya en un sillón, me
acerqué a su oído y comencé a hacerle preguntas cachondas con voz sensual, lo
clásico como: ¿Qué te gustan que te hagan? ¿Te gusta que te la chupen? ¿Te
gusto? Y en esta se escuchó un gran ¡Siiiiii! y se abalanzó a comerme la boca
(lo bueno que no le puse ajo a la cena… jajaja...) literal, me comía y parecía todo
un pulpo, sus manos se dirigieron rápidamente a mis piernas para subirme la
falda, yo le correspondía con el mismo ímpetu y cuando se separó de mi boca me
dijo: -Me gustas mucho, pero tus gemidos más- Ahí me di cuenta que el pervertidote [ot1] me
oía gemir cada que me masturbaba, o sea todas las noches… jajaja…
-Pues hazme gemir- le contesté y
ni tarde ni perezoso me quitó la tanga y se metió en mi entrepierna me lamía
con tal ahínco que ya no gemía, gritaba, rápido me hizo venir, así que lo quité
de mi conchita, lo empujé, me puse sobre él y lo monté, tuve otro orgasmo me
bajé, le limpie los fluidos con la boca, lo chupé, lo succioné y saboreé, me lo
metía hasta la garganta; sospecho que nadie le había hecho eso porque sus
gemidos fueron más fuertes que los míos, a él no lo oyó solo un vecino, sino
todo el edificio, me empujó, se me encimó, me lo metió de golpe, me bombeó rápido
y fuerte, gritó –ya no aguanto- lo sacó y se vacío en mis tetas. Después de
todo ese frenesí pasional, nos quedamos
despatarrados en el sofá, sudorosos y viendo a la nada, reposando los
ajetreados orgasmos que tuvimos. Pasamos a la regadera y entre arrumacos y
risas a la cama y de allí tuvimos sexo hasta que nos quedamos dormidos. A la mañana siguiente el salió corriendo, se le hacía tarde para llegar a su chamba. Me quedé durmiendo hasta que recordé que también tenía que trabajar. Todo el día se la paso enviándome mensajes melosos, yo la verdad no hacía mucho caso, porque solo quería cogérmelo no tener novio… jajaja… Y así pasó una semana y un mes, cogimos a más no poder, a todas horas y en todos lados, en mi depa, en su depa, en su coche, en estacionamientos, en mi cama y en la suya. Pero nuestra muy buena conexión sexual se fue a la shit cuando me pregunto: ¿Quieres ser mi novia? Y yo le contesté: NO.
¡Pum! Y ¡Plop! Ya no me hablo más, pasamos momentos incomodos al vernos en los pasillos. Pero gracias (a quien haya que dárselas) él se mudó y yo también al poco tiempo. No sé si se enteraría que yo era escort, no se lo dije, porque no quería algo serio.
Yo quería cogérmelo porque estaba
bien guapito pero no quería romperle su corazoncito. Yo solo quería saber que se sentía coger sin
amor y sin paga. Y la verdad con él se sintió muy bien, pero el señorito se enamoró
y pues así no se puede… jajá…
Mil y un besos.