Abrió la puerta y ¡Pum! ¡Wow! Me gusto, sí, me gusto el
cliente. No era muy guapo, ni tenía el gran cuerpo, más bien era un chico
normal, pero para mí tenía muy bien puesto su “no sé qué, que que se yo”, entré, lo saludé e hice mi mini rutina de limpieza y mientras rompíamos el hielo me
súper mojé y ni siquiera me había tocado. La verdad iba muy ganosa a ese
encuentro, había tenido unos días de descanso y no había tenido acción así que
iba dispuesta a violarme a aquel muchachón.
Así que ni tarde ni perezosa, ya
estaba encima de él comiéndomelo a besos , sus manos me recorrían la espalda y
trató sin éxito de desabrochar mi bra, como casi todos fallan en ese intento,
le ayudé, mis pechos quedaron al aire, mis pezones ya estaban duros y paraditos
de la excitación, me estaba gustando y mucho, me fui a chupárselo despacio de
arriba abajo, rico y ensalivado, mientras sus dedos jugueteaban con mi clítoris
más hidratada se ponía mi vagina, sentía un rico calor en la entrepierna, el
corazón acelerado y un delicioso cosquilleo en la panza comenzó a hacer
presencia ¿eran mariposas? No, podría ser hambre o gastritis pero se sentía muy
bien toda aquella vorágine de sensaciones que rara vez sentía juntas.
Me pidió
le pusiera el condón, con el mamadón que le estaba poniendo no se quería venir
rápido, al parecer a él le sucedía lo mismo que a mí, lo estábamos disfrutando
cabronamente, estábamos sexualmente conectados, aquello estaba muy pero muy
rico. Se puso encima de mí, abrí las piernas y lo recibí gustosa y ganosa me
penetró y nos empezamos a mover muy coordinaditos. No se si eran mis ganas de
los días sin coger, la química sexual o realmente el chico se movía muy bien,
pero lo estaba disfrutando más que una
gorda en bufet.
Lo abrazaba, le clavaba las uñas en la espalda, lo empujaba
hacia mí para que entrara más, nuestros cuerpos parecían entenderse a la perfección,
los besos eran largos y profundos con lengua y todo...jajá… Me encantaba el
sabor de su boca, me encantaba como gemía y como me la metía, su largo aguante
hacía que yo me mojara más y más y ese rico cosquilleo en el estómago me
confirmaba que aquello no era una cogida común, era “LA COGIDA”. Yo ya había
tenido dos orgasmos y él no acababa, yo no me cansaba de tenerlo adentro, mi
humedad se sentía y se oía, me puso en
cuatro y se vino tan fuerte que sentí como el condón se llenaba además de los latidos intensos de su miembro dentro de mí,
nos quedamos como perritos pegaditos, el vaciándose y yo exprimiéndolo bien con mis músculos vaginales.
Entre risitas tontas, nos separamos, nos limpiamos y
comenzamos con una charla de medio tiempo, me contó todas la peripecias que
paso para verme, pues no era de la Ciudad.
Para empezar dejó olvidada su cartera con sus tarjetas
en su casa, fue al banco y no se la pudieron reemplazar, le llamó a un familiar
para que le mandará efectivo y no lo pudo cobrar, un taxista le estafó dándole
mil vueltas..... jajaja y su poco efectivo se fue en un tour de taxi
destartalado y mal oliente, así que se fue a su facultad pues pretendía pasar
la noche allí, como cualquier fósil de la UNAM, olvidar sus desgracias y
esperar el día para ir a su curso y pensar cómo iba a regresar a su ciudad,
pero se encontró con unos de sus profesores y milagrosamente se acordó de él; según
él con pena le explico todo (menos que me iba a contratar) y le pidió prestado, el profe le dijo que sí y fueron a un
cajero y ¡oh sorprais! Estaba descompuesto y así anduvieron peregrinando hasta
que encontraron el bueno y su suerte cambio, pudo obtener efectivo para
sobrevivir y contratarme.
Me conmovió su historia, se veía tan tierno y
desvalido contándomela que quería cuidarlo, llevármelo a mi casa y no cobrarle,
pero mi ética profesional no me lo permite, así que mejor decidí cogérmelo de
nuevo, a pesar de que el tiempo contratado ya se había acabado, para que el
pobrecillo olvidará sus penas por su falta de efectivo y mala memoria. Me valió
el tiempo, solo quería tenerlo adentro otra vez.
Me calentó demasiado cuando me
contó que también era profesor universitario… ¡ufff! ese fetiche tan arraigado
que tengo con los profes preparatorianos y universitarios (jóvenes, los rucos no
me prenden mucho jajaja) hizo que me encharcara al instante. Así que le dimos
de nuevo vuelo a la hilacha, yo súper mojada y el tan duro, que aquello no se
podía quedar inconcluso, se vino, me vine, todo muy pinche rico, yo me quería
quedar pero noté que ya se había cansado y a mí me esperaba otro cliente, me
bañé, platicamos un rato más y me volvió
a contar más tragedias, pues según él al contratar no lo habían tratado nada
bien, yo era su primera buena experiencia escort, ahí se me debió encender un
focote rojo de alerta sobre el tipo, perooooo me enculé al instante, las
revolcadas que nos dimos estuvieron demasiado buenas como para sospechar que el
tipo estaba un poco crazy.
Además yo acaba de terminar una larga relación,
quería olvidarme de eso y acaba de encontrar alguien que cogía mejor que mi ex,
también acaba de regresar a la putería y sí, estaba muy vulnerable y al primero
que me dijo e hizo cositas bonitas le moví la colita, que puedo decir soy como
una perrita hípster me dicen mi alma y me voy con todo mundo y este muchachón de
inocente no tenía nada y andaba navegando con bandera de pendejillo a ver quien caía
y pues adivinen quien cayo… jajaja... En fin, que puede que me lea medio
ardilla y sí, porque caí redondilla como una novatilla.
Continuará…