Comida rápida, vías muy rápidas,
comunicaciones ultra mega rápidas, sexo, rápido… Rápido, rápido, rápido, ruedan
las ruedas del ferrocarril. ¿O cómo era? ¡Uf! Nada más de escribir estas líneas
ya me estresé.
Hay tres cosas que me molestan de
mi chamba: los regateros, los bromistas y los acelerados. Sí, disfruto un
montón mi trabajo con los clientes que la quieren pasar rico o sea la mayoría.
Con los que no, pues mejor les saco la vuelta. A los regateros y bromistas
desde que llaman los mando bien lejos o sea a chingar a su madre, que ni ha de
ser tan lejos pues han de vivir con ella, pero bueno, desde la llamada les dejo
claro a estos personajes que mi mecha es corta y mi vocabulario florido muy
extenso ¿Pero qué hago con los acelerados? Atenderlos muy tensa. Si desde la
llamada me dicen que no tiene tiempo, mejor me evito la tensión y no los
atiendo, la ciudad es muy complicada y trasladarse de un lugar a otro por más
cerca que este no es fácil, marchas, tráfico, taxistas que no saben dónde queda
nada, súmenle que soy mujer muy vanidosa, sé que soy guapa y buenota pero eso
no quita que quiera verme más bella… jaja… Siempre lo digo: las prisas, el
estrés y el mal sexo no se llevan conmigo. Hagan cita si quieren tener sexo de
antología.
Hotel: V Boutique, mi oficina
general.
Fecha: La semana pasada
Habitación: Una de tantas.
Me llama un chico, diciendo que
esta ya instalado, que vista sexy y llevé disfraz de colegiala. Le comento que
tardaré, añado un contratiempo más: encontrar en mi extenso closet el disfraz
requerido. Dice que espera. Pues bien, me dispuse a ponerme sexy, a buscar el
disfraz y a sortear un tráfico de la vil chingada, llegó, me anuncian, me dejan
subir y por fin me encuentro con el chico que quería hacer realidad la fantasía
de la colegiala. Le doy un beso y comienza con leves reclamos por la tardanza y
contestar seria el teléfono. Si ya tratar de llegar en el menor tiempo posible
me había puesto los pelos de punta con sus “leves reclamos” me estresé al
triple, obvio mi boquita no solo sirve para chupar penes, y le contesté que
había que llamar antes de instalarse, porque no vivía en el hotel, aunque
allí me la pasara buena parte de mi día, ese día, valga la redundancia, no
estaba allí.
En fin, hice mi ritual de
limpieza antes de empezar a cocer el bollo,
me lavé los dientes, manos y
pussy, me disfracé de colegiala y a comenzamos con un rico faje, hasta que al
chico le dio complejo de Drácula, le hice la observación de que los chupetones
no estaban permitidos, pues mi piel es muy blanca y se marca fácilmente,
seguimos con el cachondeo, me baje por los chescos se la chupé de arriba abajo,
me volteó he hicimos un corto pero rico 69, seguí lamiéndolo, hasta que me dijo
que ya quería metérmela. Ni tarde ni perezosa, lo enfundé y me ensarte, todo
estaba perfecto cabalgándolo hasta que cambiamos de a perrito y le dio complejo
de roto martillo, me taladro tan duro que por un momento sentí la matriz en la
garganta… jajajaja… Grité, aguanté y él se vino ¡Uf! La situación fue dolorosa
pero rápida. No tuve orgasmos, enton’s rápidamente me fui a dar un baño para seguir
con la segunda ronda y en ésta darme mi gustito… jajaja… pero al salir de la
regadera él ya estaba vestido… wua, wua, wua… Le pregunté si no íbamos a seguir
poniéndole Jorge al niño, me contesto que ya se tenía que ir… buuuu… Como yo me
había tardado en llegar, pues ya no tenía tiempo, échame a mí la culpa, pensé… jajá…
Me dio un besito, se fue y a mí me dio el complejo de amante insatisfecha. No
me vestí, cambié la tele al canal porno y tuve que hacerme justicia con mi
propia mano, grité y gemí, tan fuerte que seguro se escuchó en todo el piso del
hotel. Con esto queda claro que la justicia es ciega ¡Comprobado!
El fast sex como la fast food no
siempre es sabroso, puede que calme las ganas del momento ¿Pero si te vas a dar
un lujo porque no disfrutarlo? Bueno cada quien tiene su mentalidad, pero la mía
es darme siempre tiempo para saborear lo que me voy a comer; porque no es lo
mismo calmarte el hambre en McDonald’s que en un restaurante francés.
Mil y un besos.